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Mostrando entradas de julio, 2018

En el nombre de Dios

Antoine Faure galopaba con su noble corcel por las praderas del norte de Francia, la misión era necesaria y justificada, unos monjes de un convento cercano habían alertado al mismísimo rey de que unos aldeanos había practicado artes oscuras y orientales cerca de allí y el Demonio había excretado su presencia. Como templario con 20 años de experiencia estaba muy claro lo que debía de hacer, extirpar la maldad del mundo terrenal y devolverla a la oscuridad de los infiernos donde el Maligno mora. Tras una parada en una posada a varios kilómetros del lugar del pecado, Antoine recogió toda la información que pudo, los aldeanos se había rebelado contra su señor y la Iglesia católica y organizaban fiestas paganas en un valle con rituales oscuros, sacrificios humanos, herejías, lujuria y adoración de Satanás. Sinceramente se sentía tan preocupado por esa aberración que no espero a que se hiciese de día ni durmió en la posada, directamente como caballero y siervo de Dios salió en

PÁNICO EN LA GRANJA

Lubiana Wilson miro por la ventanilla, a lo lejos se veía aún el humo negro de la ciudad, sus coches, sus ruidos y sus pestes. En el horizonte se veía el verde del campo y el olor a clorofila le penetraba por las fosas nasales. El recuerdo de visitar cada verano a sus abuelos le traían recuerdos entrañables desde su más tierna infancia, sus abuelos, aquellos seres bondadoso, amables y cariñosos que la esperaban. Y allí llego, a la estación del pueblo, donde su abuela, con su tacto cálido y amoroso la abrazo con la dulzura de siempre, y su abuelo, ese hombre con muchas heridas en la vida pero de gran corazón la puso una sonrisa de ángel benévolo. Pronto fueron a la finca en el antiguo coche de su abuelo, allí estaba, en medio de la naturaleza, su hogar, donde tomaron la comida de la cocina de su abuela, que no era sino la mejor del mundo, leche con miel y los ricos bollos que cocinaba para su nieta. Cuando se sentaron al fuego de la chimenea, su abuelo le contó

LOS OJOS VERDES

John Ford se levanto muy pronto, era aún de noche y justo ese día no tenía que trabajar. Sentía un intenso dolor de cabeza, tanto que le aplastaba el craneo. Había visto esos ojos antes, ¿pero donde?, esos ojos verdes de intensa belleza femenina. ¿Pero eran reales? No podía ser, tenía que ser una ninfa, no podían existir, sin embargo tenía que haberlos visto en algún momento, quizá cuando era niño. Eran demasiado reales. Se levanto y salgo del hotel rápidamente, afuera llovía intensamente. Cogió un taxi y fue al puerto, algo le pedía ir, una conexión que no podía explicar. Con un viejo periódico bajo la cabeza se aproximó a la barandilla del puerto, entonces…como si una descarga eléctrica recorriese su cuerpo lo vio…dos ojos verdes inmensos dentro del mar, como si un monstruo marino le acechara de las profundidades, dispuesto a arrancarle del paseo marítimo y llevárselo a la oscuridad del fondo del océano. Regreso corriendo a su hotel, con una taquicardia y una taquipn

Pesadilla y Sueño

Me encontraba solo, una suave brisa me daba en la cara, tenía los ojos cerrados. Entonces sentí una llama negra en mi interior, mire al suelo…estaba despoblado de plantas, había edificios altos y hostiles, verjas electrificadas. Caí desde arriba, choque contra el suelo que estaba lleno de piedras y cristales y la tierra comenzó a engullirme… La tierra me engullía, yo me resistía, montaba en cólera, intentaba moverme pero las rocas y la tierra me presionaban. Entonces la llama negra de mi pecho empezó a crecer, me empezó a doler y caí en un pozo, un pozo negro sin fondo..perdí la consciencia durante unos instantes. Cuando desperté estaba atado con cadenas de pies y manos, el suelo estaba frío y áspero, escuchaba unos pasos, un foco me apunto… Unos gritos intimidantes empezaron a proferirme insultos, amenazas, note que el pecho se doblaba contra mí mismo y se me autoengullía. Un montón de hombres altos y grandes con cara agresiva, dispuestos a practicarme el peor de los to