La Criatura
-¡Mama, mama! No encuentro a las ovejas-
La madre miro a su Joaquín, el pequeño pastor mejicano de unos 12 años.
-Bueno, ya es tarde; puedes entrar en casa.
El joven entro contento comió una escasa pero dulce cena y después se fue a acostar.
Sin embargo esa noche no fue igual que las demás; las ovejas balaron intensamente; Joaquín no pudo pegar ojo y cuando miro a la ventana vio algo extraño.
Algo parecía estar asustando a las ovejas, algo bípedo y oscuro, algo con unos colmillos llenos de sangre.
Aquella noche no pudo dormir pero se la paso con la cabeza debajo de las sabanas y abrazado a la almohada.
Al día siguiente su madre junto con unos cazadores observaron la escena:
Veinte ovejas muertas con unos incisivos clavados en la nuca.
-Perros…-dijo un cazador- malditos perros.
Ese mismo día una partida de cazadores trajo los cadáveres de 3 grandes y negros perros; pero aun así Joaquín no pudo conciliar el sueño la siguiente noche recordando la imagen de la criatura bípeda.
La madre miro a su Joaquín, el pequeño pastor mejicano de unos 12 años.
-Bueno, ya es tarde; puedes entrar en casa.
El joven entro contento comió una escasa pero dulce cena y después se fue a acostar.
Sin embargo esa noche no fue igual que las demás; las ovejas balaron intensamente; Joaquín no pudo pegar ojo y cuando miro a la ventana vio algo extraño.
Algo parecía estar asustando a las ovejas, algo bípedo y oscuro, algo con unos colmillos llenos de sangre.
Aquella noche no pudo dormir pero se la paso con la cabeza debajo de las sabanas y abrazado a la almohada.
Al día siguiente su madre junto con unos cazadores observaron la escena:
Veinte ovejas muertas con unos incisivos clavados en la nuca.
-Perros…-dijo un cazador- malditos perros.
Ese mismo día una partida de cazadores trajo los cadáveres de 3 grandes y negros perros; pero aun así Joaquín no pudo conciliar el sueño la siguiente noche recordando la imagen de la criatura bípeda.
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