ÁNGELES CAÍDOS
Leyendo libros sobre la proyección astral y viajes extracorporales me quedé dormido, entonces sentí como salía de mí mismo y me proyectaba hasta un espacio en blanco.
-¿Quién eres?- le pregunté. -¿Y dónde estamos?
-Me llamo Sariël y soy un ángel caído. Estás en el Infierno.
-¿Y cómo has llegado a parar aquí?
-Le dije a Dios que si el hombre llegaba a volar no sería del todo bueno, Él me contestó que si el hombre surcaba los cielos sería porque habría conseguido la bondad de los ángeles, discutimos y como no le di la razón me envió aquí.
Me quedé algo sorprendido y preocupado.
Más adelante encontré a otro ángel caído:
-Me llamó Tarmiël, llegué aquí por decirle a Dios que algún día los hombres podrían comunicarse a grandes distancias, entonces Él me dijo que para ello los hombres tendrían que ser tan buenos como los ángeles, discrepé y el no darle la razón me hizo que me tirase del Cielo.
Me quedé tan preocupado que les hice la siguiente petición:
-Ya que estoy aquí quisiera ver al más grande de los ángeles caídos.
Sariël y Tarmiël se quedaron mirándome y luego mirándose entre ellos.
-No sé si aceptará verte, pero podemos preguntar.
Una hora después Säriel me mostró un camino diciéndome que la casa de Luzbel estaba al final de él.
Recorrí poco a poco el largo camino mientras sentí que anochecía.
Cuando llegué vi a una figura sentada en una mecedora.
-Hola hijo- me espetó.
Me sorprendió que el mismísimo Diablo tuviese una actitud y aspecto tan dóciles.
-Hola buenas, quería saber por qué Dios prescindió de uno de sus arcángeles, algo muy grave debió hacerle.
-De acuerdo— dijo Luzbel- le expliqué hace eones que si creaba al ser humano a su imagen y semejanza no todo lo que éste haría sería bueno y entonces sentí la verdadera ira de Dios y me envió aquí eternamente… Pero tras siglos y siglos de Historia, los seres humanos me han acabado dando toda la razón.
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