EL AMBULOCETUS
EL AMBULOCETUS
Alfonso Gutiérrez llegó jadeando y con el abrigo a medio poner a la puerta del zoo, un minuto después reconoció la silueta de su colega de biología molecular Gerardo Sañudo.
Se internaron dentro del recinto, hacía mucho frío y era noche cerrada.
—¿Qué querías? Debe ser muy importante para hacerme venir a estas horas con tanta urgencia.
—Solo necesito que veas una cosa —respondió Gerardo— y entenderás mi preocupacion.
Gerado llevó a Alfonso a uno de los acuarios y allí vio lo imposible: dos criaturas del tamaño de un oso pero con las patas palmeadas estaban en la superficie durmiendo en el montículo del acuario que décadas atrás había sido para delfines.
-¿Qué son esos animales? —dijo Alfonso con aparente sorpresa.
-Es algo imposible, lo descubrí hace media hora; no sé qué hacer- dijo Gerardo mientras se echaba las manos a la cabeza
-Pero ¿qué son exactamente? —respondió mirando hacia el techo.
—Parece algo insólito, pero es un Ambulocetus, una ballena primitivísima, un animal extinto.
Alfonso apretó los puños.
-¿Qué crees que debemos hacer?
-Ve a llamar al director —respondió Alfonso.
Nada más darse la vuelta,dio dos rápidos y precisos disparos de pistola a su compañero y después lo arrojó a la piscina que cambió del azul al rojo mientras las dos bestias se lanzaban al agua.
Había invertido mucho esfuerzo en el proyecto como para que un imbécil lo delatase en lo que era el gran negocio del siglo XXII: el tráfico de bestias devueltas a la vida.
Alfonso Gutiérrez llegó jadeando y con el abrigo a medio poner a la puerta del zoo, un minuto después reconoció la silueta de su colega de biología molecular Gerardo Sañudo.
Se internaron dentro del recinto, hacía mucho frío y era noche cerrada.
—¿Qué querías? Debe ser muy importante para hacerme venir a estas horas con tanta urgencia.
—Solo necesito que veas una cosa —respondió Gerardo— y entenderás mi preocupacion.
Gerado llevó a Alfonso a uno de los acuarios y allí vio lo imposible: dos criaturas del tamaño de un oso pero con las patas palmeadas estaban en la superficie durmiendo en el montículo del acuario que décadas atrás había sido para delfines.
-¿Qué son esos animales? —dijo Alfonso con aparente sorpresa.
-Es algo imposible, lo descubrí hace media hora; no sé qué hacer- dijo Gerardo mientras se echaba las manos a la cabeza
-Pero ¿qué son exactamente? —respondió mirando hacia el techo.
—Parece algo insólito, pero es un Ambulocetus, una ballena primitivísima, un animal extinto.
Alfonso apretó los puños.
-¿Qué crees que debemos hacer?
-Ve a llamar al director —respondió Alfonso.
Nada más darse la vuelta,dio dos rápidos y precisos disparos de pistola a su compañero y después lo arrojó a la piscina que cambió del azul al rojo mientras las dos bestias se lanzaban al agua.
Había invertido mucho esfuerzo en el proyecto como para que un imbécil lo delatase en lo que era el gran negocio del siglo XXII: el tráfico de bestias devueltas a la vida.
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