EL ALIMÓN
EL ALIMÓN
En el departamento de zoología de la autónoma de Madrid
llego una nueva carta anónima con la historia de siempre, varias vacas y ovejas
aparecían mutiladas con grandes agujeros en el cráneo, imágenes obscenas
sugerían que el mítico Alimón había vuelto a actuar por aquella zona.
Prestos a recabar información reunimos un grupo de personas
con licencia de armas y nos reunimos para viajar hacia un lugar entre Andalucía
y Castilla- La Mancha.
Partimos una mañana de primavera en varios coches y en los
pueblos más cercanos nuestro destino intentamos preguntar a los lugareños, la
gente se escondía en sus casas cuando escucho nuestra pregunta, solo pudimos ver
a unos niños de unos 9 años asomándose por la ventana; pero cuando fuimos a
preguntarles sobre el Alimón una mujer empezó a gritarnos furiosamente y a
faltarnos al respeto lo que nos hizo abandonarlo.
Visitamos tres pueblos de la comarca, no conseguimos
testimonio alguno, únicamente un anciano decrepito con boina nos lanzó un gapo
y nos calificó de “hideputas”.
Ni siquiera los bares nos abrieron, al final encontramos
máquinas de agua y Coca-Cola y nos hicimos con provisiones.
Acampamos a plena luz del día y observamos fotos de a lo que
nos enfrentaríamos. Había fotos nocturnas de una sombra parecida a una mantis
religiosa de unos dos metros, con grandes uñas y orejas de conejo, bípeda y
semihumana.
Organizamos el turno de guardias, tres compañeros debían de
estar armados vigilando el perímetro cada dos horas.
Cuando me toco a mi eran las 3:00 de la madrugada, cogí mi
escopeta con linterna incorporada y comencé a agudizar el oído, despertaba de
un inquietante y asfixiante sueño.
Paso a paso la hierba y las ramas secas crujían bajo mis
pies y un temblor frio de miedo congelaba mis huesos, entonces ¡balidos!,
¡balidos de ovejas!...y un grito desgarrador, un grito de mujer en plena
oscuridad se me instalo en el cráneo.
Reconocí el grito de mi compañera y de otros compañeros que
emergían de entre las sombras, disparo, angustia, terror, pánico en la noche…
Salí corriendo como un ratón huye de un gato, entonces note
que me seguía algo que saltaba entre los árboles, tropecé y caí entre unos
arbustos, entonces los vi, ¡lo vi!, era como un humanoide con orejas de conejo,
y mucho pelo, y dos grandes uñas en las manos a la luz de la Luna Llena.
Apunte con mi arma y disparé y un chillido agudo de
lagomorfo inundo toda la escena, me incorpore y corrí como si solamente fuese
un trozo de alma humana, mientras sentía que algo rápido y ligero se deslizaba
entre las sombras de las ramas y arbustos.
Encontré una antigua cabaña que habría sido lugar para
animales hacia muchas décadas, la puerta se hallaba atascada y salte de un golpe
por el agujero de lo que habría sido una ventana y apunte mi arma contra la
oscuridad estrellada.
Intente al máximo mi respiración, mientras escuchaba pasos y
jadeos, susurros agudos y extravagantes, a veces parecían sonidos de ave, como
una horrible parodia de un niño que juega a las tinieblas entonces la luz de mi escopeta lo apunto y pude verlo
perfectamente, un rostro de liebre, pelo rosáceo, con dientes de tiburón, un gran pánico
eléctrico recorrió mi pecho cuando algo aún mucho más inquietante ocurrió,
cuando vi que sus ojos inyectados en sangre me observaban vi una sonrisa
maliciosa y sádica como si deseara perdonarme la vida pero hacerme sufrir a la
vez.
Al día siguiente la Guardia Civil me metió preso, conté todo
esto en el juicio pero fui condenado por 23 asesinatos a vivir en un sanatorio
muchos años.
Dentro de unos meses me darán la condicional.
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