El Gato del Diablo
El gato del Diablo
Desde algunos años había un invitado no deseado en el hospital, algo negro, algo que se movía rápido entre las camas, algo indeseable, algo intangible, algo oscuro que aterrorizaba a todos los ancianos de ese geriátrico, lo llamaban el gato del terror pues decían que todo en quien se quedase moriría irremediablemente.
Jacinto era un hombre católico que no temía a la muerte, sin embargo cada vez que veía pasar al horrible felino sentía escalofríos y nauseas, era una pena que se hubiese dejado a ese demoniaco ser entrar en un lugar tan sagrado como un hospital de ancianos, la gente se apartaba de el, sentía pánico, era un gato negro como el ala de un cuervo y con los ojos verdes brillantes, extraterrestres, alguno había dicho que era la encarnación del mal, ya que donde se tumbaba moría alguien
Hace pocos días una anciana lo agarro y estuvo a punto de retorcerle el cuello tras lo que el felino emitió unos maullidos infernales y unas funcionarias sujetaron a esa mujer, una semana después falleció, los abuelos, lo respetaban, mas que respetarlo, lo temían, tenían pánico pues era como la parca, era un diablo negro y de cuatro patas.
Una noche que dormía tranquilamente Jacinto en su habitación oyó movimiento fuera y un maullido sobrenatural, hacia tiempo que el malvado felino elegía a su victima, habían sido en vano todos los intentos de deshacerse de el, pero desde que aquella funcionaria lo trajo aquel lugar había pasado de ser un lugar agradable donde curarse o el peor de los casos esperar apaciblemente a la muerte a ser un lugar de pesadilla.
Y entonces lo vio, unos ojos verdes reptilianos y un menudo cuerpo negro como la noche, pero había algo mas en ese gato en ese momento una inteligencia fría, una inteligencia malvada, algo tenebroso y endemoniado.
-Gatito, que te pasa- dijo Jacinto preocupado por si al gato le pasaba algo
Y entonces soltó un maullido que pareció más bien como un ser humano que acabase de perder su alma
-Que te pasa gatito, te encuentras bien- y se acerco para hacerle una caricia y de repente el gato le clavo cruelmente las uñas en las que Jacinto sintió dolor como una descarga eléctrica fría y noto unas quemaduras, aterrorizado cayo al suelo y de repente el gato como si fuese un ente mitológico, algo de las leyendas de la España profunda estiro sus patas y se puso de pie, y las orejas se le pusieron de punta y los ojos verdes brillaron aun mas mientras mostraba una terrible sonrisa.
Jacinto aterrorizado retrocedió, y trato de alejarse, entonces ocurrió algo más horrible, el gato de la funcionaria tonta y gordita empezó a mover sus hombros y a aumentar de tamaño. Primero como un niño de 5 años, luego como uno de 10 y luego alcanzo el tamaño de Jacinto y aun mas hasta convertirse en un demonio negro de dos metros, Jacinto chillo con todas sus fuerzas, pero el gato comprendía lo que pasaba y con una sonrisa inimaginable se fue a por el. Su cuello se despego de su cabeza como una culebra y se acerco cara con cara y lo miro y justo al ver esa cara de ojos verdes y ancha sonrisa inteligente Jacinto sintió la muerte, entonces el demonio río, río con risa de mujer, alta y con maldad y comenzó con sus larguísimas uñas a destripar a Jacinto, por mucho que grito nadie lo oyó y lo peor es que cuando le abrió las tripas aun seguía vivo.
A la mañana siguiente como muchas otras dos funcionarios encontraron la escena cotidiana, otro anciano muerto de manera natural pero sospechosa y a sus pies un gato.
-Si el diablo existe- dijo uno de los dos funcionarios- ese es su gato
Desde algunos años había un invitado no deseado en el hospital, algo negro, algo que se movía rápido entre las camas, algo indeseable, algo intangible, algo oscuro que aterrorizaba a todos los ancianos de ese geriátrico, lo llamaban el gato del terror pues decían que todo en quien se quedase moriría irremediablemente.
Jacinto era un hombre católico que no temía a la muerte, sin embargo cada vez que veía pasar al horrible felino sentía escalofríos y nauseas, era una pena que se hubiese dejado a ese demoniaco ser entrar en un lugar tan sagrado como un hospital de ancianos, la gente se apartaba de el, sentía pánico, era un gato negro como el ala de un cuervo y con los ojos verdes brillantes, extraterrestres, alguno había dicho que era la encarnación del mal, ya que donde se tumbaba moría alguien
Hace pocos días una anciana lo agarro y estuvo a punto de retorcerle el cuello tras lo que el felino emitió unos maullidos infernales y unas funcionarias sujetaron a esa mujer, una semana después falleció, los abuelos, lo respetaban, mas que respetarlo, lo temían, tenían pánico pues era como la parca, era un diablo negro y de cuatro patas.
Una noche que dormía tranquilamente Jacinto en su habitación oyó movimiento fuera y un maullido sobrenatural, hacia tiempo que el malvado felino elegía a su victima, habían sido en vano todos los intentos de deshacerse de el, pero desde que aquella funcionaria lo trajo aquel lugar había pasado de ser un lugar agradable donde curarse o el peor de los casos esperar apaciblemente a la muerte a ser un lugar de pesadilla.
Y entonces lo vio, unos ojos verdes reptilianos y un menudo cuerpo negro como la noche, pero había algo mas en ese gato en ese momento una inteligencia fría, una inteligencia malvada, algo tenebroso y endemoniado.
-Gatito, que te pasa- dijo Jacinto preocupado por si al gato le pasaba algo
Y entonces soltó un maullido que pareció más bien como un ser humano que acabase de perder su alma
-Que te pasa gatito, te encuentras bien- y se acerco para hacerle una caricia y de repente el gato le clavo cruelmente las uñas en las que Jacinto sintió dolor como una descarga eléctrica fría y noto unas quemaduras, aterrorizado cayo al suelo y de repente el gato como si fuese un ente mitológico, algo de las leyendas de la España profunda estiro sus patas y se puso de pie, y las orejas se le pusieron de punta y los ojos verdes brillaron aun mas mientras mostraba una terrible sonrisa.
Jacinto aterrorizado retrocedió, y trato de alejarse, entonces ocurrió algo más horrible, el gato de la funcionaria tonta y gordita empezó a mover sus hombros y a aumentar de tamaño. Primero como un niño de 5 años, luego como uno de 10 y luego alcanzo el tamaño de Jacinto y aun mas hasta convertirse en un demonio negro de dos metros, Jacinto chillo con todas sus fuerzas, pero el gato comprendía lo que pasaba y con una sonrisa inimaginable se fue a por el. Su cuello se despego de su cabeza como una culebra y se acerco cara con cara y lo miro y justo al ver esa cara de ojos verdes y ancha sonrisa inteligente Jacinto sintió la muerte, entonces el demonio río, río con risa de mujer, alta y con maldad y comenzó con sus larguísimas uñas a destripar a Jacinto, por mucho que grito nadie lo oyó y lo peor es que cuando le abrió las tripas aun seguía vivo.
A la mañana siguiente como muchas otras dos funcionarios encontraron la escena cotidiana, otro anciano muerto de manera natural pero sospechosa y a sus pies un gato.
-Si el diablo existe- dijo uno de los dos funcionarios- ese es su gato
Comentarios