VISTO Y NO VISTO

Seleccionado por la Real Academia Espacial Española, fui nombrado por la reina Leonor I para ser uno de los ocho tripulantes que viajaríamos por el Reino de España a Marte por primera vez en la Historia.

Llegamos en los coches oficiales, no sin antes despedirme de mi mujer, mis hijos y mis hermanos, que me desearon lo mejor y yo les dije que volvería sano y salvo.

En olor de multitudes, la propia reina, el consorte y la presidenta del gobierno, así como otras autoridades nos dieron la mano y paso después empezamos la incursión.

Cuatro mujeres y tres hombres a parte de mí seríamos los que formaríamos la primera colonia española en el planeta rojo.

Cuando me senté, me abroché el cinturón y devolví mi sonrisa a mis compañeros.

El impacto de sacudida del cohete al despegar fue brutal, pero poco a poco la presión se desvaneció y pude mirar tranquilamente por la ventana, primero vi como me alejaba de Madrid, luego pude ver la península Ibérica y poco a poco la Tierra tomó forma con sus continentes y océanos.


Entonces nos sumergimos en la oscuridad del espacio, muchos puntos brillantes nos saludaban desde el infinito.

Mire a un lado, hacia otro, mis compañeros sentían miedo pero también una alegría de la emoción.

Ya no veíamos la Tierra.

Poco a poco empecé a sentir un cansancio, como si de un sueño onírico se tratase, el espacio exterior, es tan hermoso…

El color oscuro dio lugar a una masa de tonalidades que parecían de una paleta de óleo, miré a mi alrededor, allí estaban mis compañeros, sus cuerpos se desdibujaban, luego sus rostros empezaban a difuminarse y al final solo quedaron sus sonrisas.

Me sentí a gusto y en paz, con una serenidad que nunca había tenido antes en mi vida, todos los colores habidos y por haber en el universo me rodeaban y ya no sabía que era realidad y que era sueño.

Me recoste y cerré los ojos, pero noté que ya no tenía párpados ni ojos, ni si quiera tenía cuerpo.

Era solamente una idea de mí mismo, algo intangible, ya no recordaba ni a mi familia, ni siquiera mi nombre…

Entonces una luz cegadora lo cubrió todo, sentí el final y por última vez sonreí.

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