PAZ
No había abierto los ojos aún, pero un suave y fresco rocío mojaba mis párpados.
Poco a poco fui sintiendo el frescor que notaba, primero en mi cara, luego en mi pecho, luego en mi espalda y mis extremidades.
Era un placer húmedo y dulce.
Experimente el flotar sobre la superficie del pequeño planeta, sus superficie acuosa me mantenía suspendido y me daba placer.
Poco a poco me iba quedando profundamente dormido en sueño bello e idílico.
Y en mi frente, en una gran esfera azul, ajena a mí, reinaba el kaos.
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