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Mostrando entradas de abril, 2013

El Deber y la Confianza

La noche en la vieja plaza frente a la catedral era solitaria y oscura; un hombre alto surgió como una sombra de la noche. Otro esperaba sentado en la otra punta. Primero se detuvieron, más adelante el mas alto le hizo una seña al otro y éste se acercó. El primero se acercó más y sacó un arma de debajo de la gabardina y pronunció bajo pero claro estas palabras: “El Cielo gritó a la Tierra que le devolviese lo que era suyo”. El agente esperó la respuesta de su compañero con la pistola en mano, apuntándole. El otro agente abrió la boca, vaciló, y la cerró. -La contraseña -exigió el primer agente El segundo agente abrió la boca y la cerró. -Ultima oportunidad. El otro agente por fin habló. -Uhard, no la recuerdo;  no te estoy engañando, la he olvidado en la última hora. Brok empezó a temblar y se puso la mano en la frente como tratando de pensar. -Es la contraseña o la muerte, estamos tratando cosas muy serias- insistió Uhard. -...

El Gato del Farero

Nyrcella llego al gran salón, se preparo un vaso de coca cola y se sentó sobre el sillón; su gata blanca salto sobre ella y se recostó. Nyrcella abrió el periódico y empezó a hojearlo. -¡Hijo de puta!- pronunció de repente mirando una noticia. -¿Qué te ocurre?- le preguntó Regho que pasaba por allí. -Una barbaridad- contesto Nyrcella- un mandamás de Nueva Zelanda quiere acabar con todos los gatos- dijo mientras acariciaba a Luna, su gata- que son asesinos de la naturaleza. -Habría que meterlo en la cárcel- sugirió Regho- no sé cómo hay gente tan insensible en el mundo. -Imagínate que se lo hicieran a Luna- respondió Nyrcella mientras se miraba con su gata con cariño. Sonó el timbre. -Es tu hermano- dijo Nyrcella- ya ha hecho la compra. Regho abrió la puerta y se encontró con Bleison lleno de bolsas. -Joder, ayudadme un poco- regaño él. Regho copio algunas bolsas y se preparo para ir a la cocina. -Fíjate en esta noticia- dijo Nyrcella in...

EL BÚHO

-Está ahí- dijo ella -Déjame -dijo él- mañana madrugo, no puedo estar toda la noche escuchando tus miedos a la oscuridad -¿No oyes como ulula? -Uff! -Está cerca de la ventana, ¿no oyes como la rasca? -¿Queeeé…? -El buho -En la ciudad no hay búhos, cariño -Pero, ¿no ves sus ojos? ¿No ves como me mira? -Déjame dormir -Está muy cerca, ha entrado en la habitación, lo veo entre las sombras -Ahh. -Se ha metido en la cama, me está recorriendo todo el cuerpo -¿Que narices dices? -Está clavando sus garras en mi tripa, quiere a mi bebe. El abre los ojos y se da la vuelta y enciende la luz: -¿Qué bebé? ¡Sabes que no puedo tener hijos!