Amigo de Otro Mundo
Os lo cuento como me lo contaron a mi hace muchísimo tiempo, fue hace muchísimos años cuando Joaquín estaba viviendo en Nueva York porque le habían enviado allí de becario; había visto su nuevo apartamento y estaba hecho un asco, lleno de telarañas, motas polvo gigantes, ciempiés de varios centímetros y lagartijas que cruzaban desafiantes de una lado a otro e incluso algunos simpáticos ratones le saludaban de buen rollo por los rincones de las habitaciones.
Joaquín más que cabreado estaba triste y cansado, así que se tumbó en la cama y chirriaron los muelles mientras una capa de polvo subió hasta el techo, entonces oyó unos golpes en la puerta y se levantó, la abrió y lo vio por primera vez, era un hombre muy alto, mas alto que la mayoría de los otros, con unos ojos verdes, una cara afable y desprendiendo amabilidad:
-Hola, he oído que habías llegado- dijo con un extrañísimo acento de no se supo bien donde.
-Hola- respondió Joaquín, sorprendido y agradado, pues durante ese día solo había recibido a azafatas bordes, funcionarios antipáticos y taxistas quejicas.
-Te he traído un caldito, viene bien para el frío- y le mostró un bol lleno de sopa
-Muchas gracias- le dijo él muy sorprendido
-Si necesitas algo mas, no tienes mas que pedírmelo, estoy en el apartamento de al lado.
-Muchas gracias
Y tal como había aparecido desapareció
Joaquín se sentó y miró el extraño presente de su extraño vecino, estaba caliente y salía vapor de ella, bebió un sorbo y en ese momento un sentimiento de calor y de embriaguez recorrió su cuerpo; en menos de diez segundos se había bebido todo el caldo y se sentía feliz, lleno de alegría y amor, tenia ganas de saltar, de reír y de hacer grandes cosas en la vida, ¿Qué era lo que le había dado su extraño vecino? ¿droga?. Quizá, pero aun así no le apetecía mas, no iba a ir a darle las gracias, pero estaba enormemente agradecido, sentía que una luz naranja y acogedora se había encendido en el oscuro y gélido apartamento e irradiaba calor y bondad, empezó a cantar a reírse y sin darse cuenta se quedó dormido, cuando despertó de un profundo y hermoso sueño aun tenia ganas de sonreír. Vio que ya era tarde y quiso prepararse para la entrevista de esa mañana.
El frío de principio de otoño en Nueva York, los coches, el ruido, la multitud de sonidos, la gente que no mira donde va, el metro viejo, sucio, llenísimo de gente, y por fin la entrevista de trabajo, un ingles muy pulido pero dos entrevistadores muy serios y estrechos: "Ya le llamaremos"
Por la tarde, el trabajo de becario en el laboratorio, mucha gente, mucho lío, muchas batas, mucho estudiante americano torpe , total llego a su casa a las once, medio muerto del cansancio. Dentro de un días llegaría su novia, y allí estaba el piso frío, helado, lleno de vacío y de soledad, se tumbo preso de depresión y de asqueo cuando oyó esos mágicos golpes en la puerta
Y ahí estaba, alto y con aquella mirada amable:
-Te he oído llegar, perdón por la brusquedad de ayer, creo que no me he presentado, me llamo Akron- Kro
-Ah, de dónde es?
-Es de mi país
-Cual es tu país¿?
-Es un país muy lejano- y sonrío con afecto- he pensado que te encuentras cansado y me he tomado la libertad de prepararte algo de cenar
-Bueno, no tenias porque haberte molestado, por cierto yo me llamo Joaquín
-Encantado Joaquín - dijo sin darle la mano- espero que te guste mi casa y mi comida, siéntete como en la tuya
Cuando vio la casa de Akron- Kro se quedó totalmente impresionado, era una casa pequeña pero había aprovechado totalmente el espacio, había puesto acuarios de multitud de peces de colores, fuentes que echaban aguas de colores y muchos cuadros y paredes pintadas y sobre ellos un techo decorado con el firmamento
- ¿Cuándo has hecho todo esto?
-Bueno, me encanta el arte- respondió de una manera tímida y amable
Los cuadros eran paisajes de bosques, playas, montañas todos muy bien hechos, admiraba la belleza de ellos y pensaba que Akron-Kro era una persona muy sensible
Entonces lo vio, había una mesa para dos personas
- Quiza esta carne no la hay en tu país, Joaquín, aun así espero que te guste
-Pero, ¿qué es?
-Bueno - dijo sonriendo- es de mi país.
Joaquín se sentó algo extrañado y miró aquella carne sobre el plato con aquella salsa verde que no sabía que podía ser pero que tenía muy buena pinta, la verdad tenía un buen olor, lo probó y humm!!, estaba deliciosa, no tenía ni idea de que podía ser aquello, pero estaba para chuparse los dedos, así que comió y comió sin pensárselos dos veces
-Vaya, veo que te gusta- dijo dulcemente
Joaquín estaba tan absorto en sus pensamientos, tan dulces, que le había producido la comida que no prestaba demasiada atención, pensaba en su novia, como vendría vestida, llevaría esa minifalda que tanto le gustaba, mañana tenía que darse prisa, el avión llegaría a eso de las cuatro
-Quieres beber algo, Joaquín
-De acuerdo
-Voy a por algo, seguro que te encantara, es de mi país
Al rato volvió, con una jarra y dentro un líquido verde brillante
- ¿Que es eso?
-Se llama Brubrufa, es de mi país
Y le sirvió un vaso de bebida verde clara
Joaquín le dio un sorbito, pero estaba tan rico, que se lo bebió de un trago, sabia único, a todos los sabores que había probado y a la vez a ninguno, hizo que el cuerpo y la mente machacados por el día
- Akron- Kro, eres magnífico, tienes que decirme cual es tu país, tengo que ir cuando pueda
- Bueno - suspiró Akron- Kro y por primera vez Joaquín le notó serio- creo que aun no estáis preparados para venir a mi país
- ¿A que te refieres?- preguntó inquieto Joaquín.
- Bueno Joaquín, mañana tengo un día muy duro y creo que tu también- y le sonrío amablemente
- Si es cierto- y marcho a su cuarto
Aquella noche Joaquín la pasó con un cierto sentimiento de nostalgia
Cuando Joaquín se levantó aquella mañana oyó cierto ruido en el pasillo, se desperezó y se arregló un poco y al abrir la puerta se encontró a una mujer limpiando el apartamento de Akron- Kro
-Donde esta la persona que se alojaba aquí¿?
-Vendrá dentro de dos días, este apartamento lleva vacío casi un año
Entonces Joaquín comprendió que Akron- Kro se había marchado a su país en las estrellas para no volver más
Joaquín más que cabreado estaba triste y cansado, así que se tumbó en la cama y chirriaron los muelles mientras una capa de polvo subió hasta el techo, entonces oyó unos golpes en la puerta y se levantó, la abrió y lo vio por primera vez, era un hombre muy alto, mas alto que la mayoría de los otros, con unos ojos verdes, una cara afable y desprendiendo amabilidad:
-Hola, he oído que habías llegado- dijo con un extrañísimo acento de no se supo bien donde.
-Hola- respondió Joaquín, sorprendido y agradado, pues durante ese día solo había recibido a azafatas bordes, funcionarios antipáticos y taxistas quejicas.
-Te he traído un caldito, viene bien para el frío- y le mostró un bol lleno de sopa
-Muchas gracias- le dijo él muy sorprendido
-Si necesitas algo mas, no tienes mas que pedírmelo, estoy en el apartamento de al lado.
-Muchas gracias
Y tal como había aparecido desapareció
Joaquín se sentó y miró el extraño presente de su extraño vecino, estaba caliente y salía vapor de ella, bebió un sorbo y en ese momento un sentimiento de calor y de embriaguez recorrió su cuerpo; en menos de diez segundos se había bebido todo el caldo y se sentía feliz, lleno de alegría y amor, tenia ganas de saltar, de reír y de hacer grandes cosas en la vida, ¿Qué era lo que le había dado su extraño vecino? ¿droga?. Quizá, pero aun así no le apetecía mas, no iba a ir a darle las gracias, pero estaba enormemente agradecido, sentía que una luz naranja y acogedora se había encendido en el oscuro y gélido apartamento e irradiaba calor y bondad, empezó a cantar a reírse y sin darse cuenta se quedó dormido, cuando despertó de un profundo y hermoso sueño aun tenia ganas de sonreír. Vio que ya era tarde y quiso prepararse para la entrevista de esa mañana.
El frío de principio de otoño en Nueva York, los coches, el ruido, la multitud de sonidos, la gente que no mira donde va, el metro viejo, sucio, llenísimo de gente, y por fin la entrevista de trabajo, un ingles muy pulido pero dos entrevistadores muy serios y estrechos: "Ya le llamaremos"
Por la tarde, el trabajo de becario en el laboratorio, mucha gente, mucho lío, muchas batas, mucho estudiante americano torpe , total llego a su casa a las once, medio muerto del cansancio. Dentro de un días llegaría su novia, y allí estaba el piso frío, helado, lleno de vacío y de soledad, se tumbo preso de depresión y de asqueo cuando oyó esos mágicos golpes en la puerta
Y ahí estaba, alto y con aquella mirada amable:
-Te he oído llegar, perdón por la brusquedad de ayer, creo que no me he presentado, me llamo Akron- Kro
-Ah, de dónde es?
-Es de mi país
-Cual es tu país¿?
-Es un país muy lejano- y sonrío con afecto- he pensado que te encuentras cansado y me he tomado la libertad de prepararte algo de cenar
-Bueno, no tenias porque haberte molestado, por cierto yo me llamo Joaquín
-Encantado Joaquín - dijo sin darle la mano- espero que te guste mi casa y mi comida, siéntete como en la tuya
Cuando vio la casa de Akron- Kro se quedó totalmente impresionado, era una casa pequeña pero había aprovechado totalmente el espacio, había puesto acuarios de multitud de peces de colores, fuentes que echaban aguas de colores y muchos cuadros y paredes pintadas y sobre ellos un techo decorado con el firmamento
- ¿Cuándo has hecho todo esto?
-Bueno, me encanta el arte- respondió de una manera tímida y amable
Los cuadros eran paisajes de bosques, playas, montañas todos muy bien hechos, admiraba la belleza de ellos y pensaba que Akron-Kro era una persona muy sensible
Entonces lo vio, había una mesa para dos personas
- Quiza esta carne no la hay en tu país, Joaquín, aun así espero que te guste
-Pero, ¿qué es?
-Bueno - dijo sonriendo- es de mi país.
Joaquín se sentó algo extrañado y miró aquella carne sobre el plato con aquella salsa verde que no sabía que podía ser pero que tenía muy buena pinta, la verdad tenía un buen olor, lo probó y humm!!, estaba deliciosa, no tenía ni idea de que podía ser aquello, pero estaba para chuparse los dedos, así que comió y comió sin pensárselos dos veces
-Vaya, veo que te gusta- dijo dulcemente
Joaquín estaba tan absorto en sus pensamientos, tan dulces, que le había producido la comida que no prestaba demasiada atención, pensaba en su novia, como vendría vestida, llevaría esa minifalda que tanto le gustaba, mañana tenía que darse prisa, el avión llegaría a eso de las cuatro
-Quieres beber algo, Joaquín
-De acuerdo
-Voy a por algo, seguro que te encantara, es de mi país
Al rato volvió, con una jarra y dentro un líquido verde brillante
- ¿Que es eso?
-Se llama Brubrufa, es de mi país
Y le sirvió un vaso de bebida verde clara
Joaquín le dio un sorbito, pero estaba tan rico, que se lo bebió de un trago, sabia único, a todos los sabores que había probado y a la vez a ninguno, hizo que el cuerpo y la mente machacados por el día
- Akron- Kro, eres magnífico, tienes que decirme cual es tu país, tengo que ir cuando pueda
- Bueno - suspiró Akron- Kro y por primera vez Joaquín le notó serio- creo que aun no estáis preparados para venir a mi país
- ¿A que te refieres?- preguntó inquieto Joaquín.
- Bueno Joaquín, mañana tengo un día muy duro y creo que tu también- y le sonrío amablemente
- Si es cierto- y marcho a su cuarto
Aquella noche Joaquín la pasó con un cierto sentimiento de nostalgia
Cuando Joaquín se levantó aquella mañana oyó cierto ruido en el pasillo, se desperezó y se arregló un poco y al abrir la puerta se encontró a una mujer limpiando el apartamento de Akron- Kro
-Donde esta la persona que se alojaba aquí¿?
-Vendrá dentro de dos días, este apartamento lleva vacío casi un año
Entonces Joaquín comprendió que Akron- Kro se había marchado a su país en las estrellas para no volver más
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