LA ONDINA
LA ONDINA Por Ignacio Pantoja —Estimado viajero —dijo ella—, te has acercado a mi lago a pesar de las prohibiciones de cruzar el umbral de la verja y caminar entre mis dominios. Así se expresaba delante de Adren, una ondina pelirroja de ojos azules y pecas. Adren había cruzado las puertas del jardín prohibido, lleno de las plantas y flores más exhuberantes que se puedan imaginar, de gran tamaño exoticos colores y jugosos frutos y se había acercado a la orilla del lago simplemente por la curiosidad de ver el jardin y de beber en las magnificas aguas de su lago. —¿Quién eres tú? —dijo de manera muy tímida. —Soy la guardiana del lago —le respondió ella de manera altanera. Adren se metió lentamente en el lago y la ondina se le acercó. Adren la miraba con lujuria, era tan rabiosamente hermosa- Cayeron en lo que él creyó un beso apasionado de amor, poco después se habían juntado tanto que no se distinguían el uno del otro, haciendo el amor a la orilla del río. Se besaron en la orilla, ...