SIGLO XXV
Natalia miro hacia el horizonte, aquellas motas de color morado anunciaban que en breve saldría el sol por donde el color negro de la noche empezaba a convertirse en azul. El conducto de alta velocidad que recorría el océano Atlántico en media hora iba a llegar a su destino, a lo lejos veía las inmensas torres de Lisboa, la segunda cuidad mas grande de Iberia; después cogería un bulsko a Madrid que llegaría en 10 minutos. Desde que se inventaron, el coche no era necesario, además se alimentaban de oxigeno así que no hacia falta usar recursos caros y difíciles de encontrar, los accidentes eran imposibles, solo tenias que meterte y te llevaría a donde quisieras a una velocidad impresionante y jamás se chocaría con otro pues todos estaban programados para no acercarse a menos de 30 metros uno de otro. Además no podía chocar contra nada pues flotaban a uno de la superficie. Por fin llego a la ciudad de Lisboa, se había levantado muy pronto desde New York la tercera ciudad más grand...